La retina es un tejido con una gran sensibilidad a la luz que recubre la zona posterior del ojo. Los rayos de la luz se enfocan en la retina con la ayuda de la córnea, pupila y cristalino.
En la retino los rayos de luz se convierten en impulsos eléctricos que viajan por el nervio óptico hacia el cerebro que los interpreta en imágenes.
Mantener la retina saludable e intacta es vital para conservar una visión clara y libre de sufrir enfermedades.
El vítreo o desprendimiento de retina es el principal problema que sufre esta zona del ojo. A veces tira con demasiada fuerza y se rompe la retina en una o más zonas.
El líquido que se desprende puede pasar a través de las partes rotas de la retina, levantando la parte posterior del ojo.
La retina deja de funcionar cuando se desprende y la visión se torna borrosa. Es un problema bastante grave que causa ceguera.
El vítreo está unido a la retina en la parte posterior del ojo. Conforme envejecemos el vítreo cambia su forma y se despega de la retina.
Si tira de la retina, consiguiendo separar un pedazo de ésta se produce lo que conocemos como desgarramiento de retina.
El humor del vítreo se puede filtrar hacia la retina, terminando de elevar la parte posterior del ojo y consiguiendo que se desprenda por completo.
Con los años el humor vítreo se reduce, pero en general eso no causa daños en la retina. Una inflamación o la miopía también pueden afectar en el que la retina se desprenda.
Los síntomas del desprendimiento de retina son las manchas flotantes y los centelleos aunque no siempre son indicadores. El más grave y que sucede de repente es la pérdida de visión.
Para diagnosticarlo se realiza un examen con las pupilas dilatadas. Con una ecografía del ojo también puede realizarse y obtener detalles adicionales de la retina.
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